Filippo Lippi

Huérfano a temprana edad, Filippo Lippi fue criado por una tía y más tarde pasó a formar parte de los frailes carmelitas en Florencia. Sin embargo, como afirma Giorgio Vasari (1511-1574), Lippi se distrajo de sus estudios por una pasión por el dibujo. Se quedó unos años con los frailes que le permitieron satisfacer su inspiración artística. En sus pinturas religiosas, de hecho, podemos ver que, respetando el hábito religioso, mostraba su lado humano.

Sus primeros trabajos documentados como pintor se encuentran en Prato, donde realizó los frescos de San Juan Bautista y San Esteban, para la catedral. Cosimo I de' Medici (1389-1464) fue uno de sus principales mecenas, así como su sobrino Lorenzo de' Medici (1449-1492) fue lo del hijo de Lippi, Filippino (1457-1504), él también artista muy apreciado. Lippi siguió la formación de su hijo hasta la muerte, y fue también el maestro de Sandro Botticelli (1444-1510). 

Filippo Lippi realizó numerosos frescos y retablos en Florencia, y más tarde en Spoleto, en Umbría. Era muy conocido por las representaciones de Vírgenes, muchas de las que actualmente están en los Uffizi, como la Virgen con el Niño y dos ángeles, la Coronación la Virgen (Coronación Maringhi) y la Virgen con el Niño y Santos (Retablo del noviciado). Otras obras que representan la Virgen se encuentran en diferentes museos europeos, como la Virgen con el Niño en trono y dos ángeles, la Virgen con el Niño y santos, la Virgen con el Niño, la Virgen del Ceppo, la Virgen en el bosque y otras obras tituladas Virgen con el Niño. Su último trabajo, realizado en la catedral de Spoleto es una serie de frescos titulada Historias de la Virgen, que incluye la Anunciación, el funeral, la adoración del Niño y la coronación de la Virgen.

Dejada inacabada a su muerte, la serie fue terminada por el hijo Filippino, y Lippi fue enterrado en una tumba en la catedral, encargada por Lorenzo de' Medici.