Filippo Lippi y los problemas de su vida

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Fra Filippo Lippi (1406-1469) fue uno de los protagonistas de la escena artística florentina en la segunda mitad del siglo XV. Fue también maestro de Sandro Botticelli y padre de otro pintor presente en los Uffizi, Filippino Lippi

En las Vidas, Vasari nos cuenta que Filippo, a los ocho años, entró en un convento, en los frailes carmelitas, en Oltrarno. En la iglesia del Carmine, más tarde, su hijo Filippino completó los frescos de Masaccio, en la Capilla Brancacci

En 1421 nuestro artista tomó sus votos, por esto se llama Fra Filippo. En los años 30 se trasladó de Florencia a Padua. Siempre Vasari nos cuenta que en este período, durante un paseo en barco, Lippi y algunos amigos fueron secuestrados por los Moros y esclavizados. Un día, después de más de un año de prisión, Filippo ejecutó el retrato de su amo con el carbón en una pared. Puesto que los Moros no conocían la pintura, su arte fue considerado milagroso y él fue liberado. 

En 1437, Lippi regresó a Florencia y abrió su taller. Durante este período él recibió muchos encargos por parte de importantes familias de la ciudad, sino también de Palazzo Vecchio. Sin embargo, sabemos que fue involucrado en varios procesos y que a menudo tuvo problemas económicos

El gran escándalo de la vida de Filippo remonta a los años 50, período en el que trabajaba en Prato y se convirtió en capellán del convento de Santa Margherita. La leyenda dice que, mientras trabajaba a una de sus pinturas de la Virgen, Filippo pidió a la madre superiora de elegir una monja como modelo

Lucrezia Buti posó para él. Los dos se enamoraron y Filippo “secuestró” Lucrezia durante una procesión. Entonces la pareja se trasladó en la casa del pintor en Prato. Lucrezia también se había visto obligada a entrar en el convento muy joven, debido a la pobreza de su familia. En 1457 nació su primer hijo, Filippino, luego seguido por Alessandra. 

Filippo y Lucrezia habían tomado los votos, por lo que vivían “en el pecado” y su situación se consideraba verdaderamente escandalosa. Gracias a una intervención de Cosimo el Viejo, el papa Pio II rompió sus votos, pero la pareja decidió sin embargo no casarse y siguió viviendo junta. El pintor retrató muchas veces su amada en las dulces figuras femeninas que caracterizan sus obras.