Federico da Montefeltro (1422-1482), duque de Urbino, fue un gran comandante del ejército en el Renacimiento. También fue un señor importante, mecenas de grandes artistas: a él se debe, por ejemplo, la construcción del Palacio Ducal de Urbino.
En los Uffizi se encuentra el famoso Retrato doble de los Duques de Urbino, de Piero della Francesca. Es un díptico, que retrata Federico y su esposa, Battista Sforza. Ambos están pintados de perfil, en una posición que recuerda las medallas antiguas, en las que las figuras son muy solemnes.
Más allá del valor artístico de la obra de Piero della Francesca, la imagen es muy conocida ya que pone en evidencia el perfil, muy particular, de Federico y sobre todo su nariz, ¡que carece de una parte! ¿Qué le pasó a Montefeltro?
Alrededor de 1450 – durante un torneo – él fue herido con una lanza y perdió su ojo derecho. En el siglo XV, una herida de este tipo podría llevar incluso a la muerte, pero Federico no se desanimó: la leyenda dice que él afirmó «¡No importa, voy a ver mejor con un ojo, que con cien!». Así decidió de cortarse la parte superior de la nariz, para no obstaculizar la vista de su ojo izquierdo.
El vacío que vemos en el perfil pintado por Piero la convirtió posiblemente una de las narices más famosas de la historia. Quizás es el primer caso conocido de rinoplastia, y sólo podemos imaginar el dolor sufrido por Federico.
El incidente y la operación no pararon su carrera, que le llevó a ser Duque de Urbino. Federico, de hecho, es una de las personalidades más importantes del Renacimiento italiano: su amor por el arte ha implicado que incluso hoy en día Urbino es “su” ciudad, llena de belleza gracias a su mecenas.