Nacido en una familia de pintores, incluyendo a su padre Giovanni Antonio Aspertini, Amico, de la escuela de pintura boloñesa, fue un precursor del Manierismo. El biógrafo del Renacimiento italiano Giorgio Vasari lo describe como un maestro un poco desequilibrado, que llevaba a cabo sus obras de forma rápida y con un estilo excéntrico. Vasari dice que él realizaba tan rápido el claroscuro, un contraste agresivo entre luz y oscuridad, ponendo la luz de una mano y el oscuro de la otra.
Estudió con los maestros de Bologna Lorenzo Costa (1460-1535) y Francesco Francia (1450-1517), y fue considerado un talento prodigioso. Sus frescos complicados y las decoraciones eclécticas de fachadas mostraban un estilo único, más allá de las influencias más tradicionales. Significativamente las del pintor de Perugia Pinturicchio (1452-1513), cuyos trabajos a veces se confundían con obras del primer Rafael (1483-1520) entre otros pintores similares. Las elegantes obras de Rafael, realizadas de una manera delicada y llena de gracia, influenciaron los pintores boloñeses tanto como los franceses.
Una de las primeras obras de Aspertini fue un temple sobre tabla titulado, Perfil del héroe, de 1496. Vivió en Roma por poco tiempo antes de regresar en su Bologna en 1504. En el mismo año, cuando fue restaurado el Oratorio de santa Cecilia en san Giacomo Maggiore en Bologna, Aspertini trabajó con Costa y Francia en los frescos. Entre 1507 y 1509 el pintor boloñés se trasladó para realizar otros frescos en la basílica de San Frediano, en Lucca, también en la Capilla de la Cruz. Después de 1510 y en los siguientes veinte años continuó pintando, pero se dedicó sobre todo a la escultura.
Después de haber alcanzado un prestigio considerable como artista y escultor, fue seleccionado para decorar un arco para la entrada en la ciudad de Bologna de Papa Clemente VII, y para la llegada de Carlo V en 1529. Fue uno de los dos artistas elegidos para estas obras, que le aseguraron un lugar en la historia del arte italiano. Como estudioso del arte antiguo, Aspertini utilizó motivos extraídos de obras de la antigüedad en sus pinturas y dibujos. Sus primeros cuadernos de bocetos, que remontan a su período romano, han aportado una importante contribución al actual conocimiento del arte antiguo.
Muchas de las decoraciones de fachadas y de los retablos de Aspertini no han sobrevivido, pero su estilo excéntrico está bien comunicado por Vasari en sus notas. Vasari menciona Aspertini, que habría dicho que todos sus contemporáneos en Bologna habían copiado la obra de Rafael. Así que, probablemente, el artista aspiraba a trascender una técnica tan rica de gracia en sus expresiones tan intensamente cargadas.