En los años ochenta del siglo XVI, el Gran Duque Francesco I y su amigo y colaborador, Bernardo Buontalenti, empezaron a diseñar la Tribuna, situada en el primer piso del palacio de los Uffizi, cuya planta baja en ese momento estaba ocupada por las magistraturas florentinas.
La Tribuna fue el primer núcleo de la Galería de los Uffizi: un espacio diseñado y creado para exhibir al público una serie de obras de arte, consideradas como las más valiosas de la colección de los Medici. Hasta entonces, la familia Medici había exhibido sus pinturas en el Palazzo Vecchio, donde vivió hasta 1540. Además de las pinturas, que adornaban las salas del palacio, había un número de objetos valiosos, almacenados en el Estudio de Francesco I, en armarios especiales. En la Tribuna, por el contrario, cada detalle era diseñado para asegurar que todas las obras podrían ser admiradas por el público, de acuerdo con un verdadero camino.
Los trabajos empezaron en 1581 y terminaron en 1583. La sala está caracterizada por una planta octogonal y paredes altas, que terminan en un doble tambor y una linterna. Estos últimos son funcionales, con sus diversas aberturas, a una iluminación natural de la Tribuna, un detalle que la acerca a la concepción moderna de exposición de un museo.
La Tribuna, en su composición, representa muchos significados. Primero hay una referencia a los cuatro elementos: la linterna, para el aire; terciopelo rojo en las paredes, para el fuego; el zócalo pintado con elementos que recuerdan el agua; el mosaico de mármoles del suelo, para la tierra. La mezcla de significados ocultos sin embargo no es tan sencilla: tenemos que recordar que Francesco I se interesaba en la alquimia, y parece que esta está vinculada con otras interpretaciones, aún objeto de debate entre los estudiosos.
Podemos, sin embargo, tener en cuenta que los colores predominantes son aquellos del escudo de armas de los Medici, mientras que las conchas que cubren el techo de la cúpula parecen aquellas del emblema de Bianca Cappello, la mujer siempre amada por el Gran Duque, que logró casarse con ella justo en el mismo periodo de construcción de la sala. La planta octagonal, por último, recuerda aquella del baptisterio y de las primeras basílicas: la Tribuna se propone como un templo profano, dedicado al arte.
Desde el siglo XVI hasta el presente, la Tribuna ha obviamente sufrido modificaciones. Algunas obras han sido trasladadas y sustituidas, como el templo que originalmente ocupaba la posición central, que sigue siendo sede de la mesa octogonal de piedras semi-preciosas, realizado por Jacopo Ligozzi. Muy importante la llegada, en el siglo XVII, de las estatuas antiguas de la villa de los Medici en Roma, entre las cuales hay la famosa Venus de los Medici.
En el siglo siguiente, cuando los Lorena llegaron al poder, la Galería fue reorganizada según el estilo neoclásico, e incluso la Tribuna fue involucrada. En particular, muchos objetos fueron trasladados a otros museos, dejando más espacio para pinturas y esculturas.
Otra reorganización tuvo lugar en 1970, mientras que en 2012 se acabó la restauración de la sala, donde hoy no se puede entrar. El mosaico de mármol del suelo, de hecho, ya no puede soportar el paso de los numerosos visitantes. Las pinturas más importantes han sido colocadas en una nueva sala, que quiere reproducir la exposición en los ocho lados de la Tribuna.
La Tribuna sigue siendo el corazón de la Galería de los Uffizi, y todavía está totalmente visible desde sus puertas, mientras que las pinturas que acoge han sido colocadas de tal manera que también se pueden ver a distancia.
Mientras tanto, la sala más antigua de la Galería de los Uffizi está en el centro del del proyecto Museo digital: una estación multimedia permite observar en 3D las obras de la Tribuna en sus detalles y entender la singularidad del proyecto a la base de la sala.