La Batalla de San Romano es la obra más famosa del pintor toscano Paolo Uccello (1397-1475). Él fue uno de los pioneros de la perspectiva: el estudio de la reproducción de seres y objetos según unas perspectivas difíciles, en la medida de lo posible, le persiguió durante toda su carrera. Esta característica de su arte le acerca al Renacimiento, sin embargo él todavía estaba inmerso en el clima del Gótico Internacional, por lo que sus obras tenían un carácter casi de cuento de hadas. En resumen, Uccello siguió una carrera artística personal.
En los Uffizi hay uno de los tres paneles de su Batalla: el Desarzonamiento de Bernardino della Ciarda. Este era parte de un tríptico, compuesto también por Niccolò da Tolentino a la cabeza de los florentinos, hoy en la National Gallery de Londres y por Decisiva intervención junto con los florentinos de Michele Attendolo, que se encuentra en el Museo del Louvre de París.
La obra está realizada de acuerdo con la perspectiva naturalis, que prevee varios puntos de fuga: de esta manera el artista ha sido capaz de separar el primer plano – donde se desarrolla la batalla y muchos elementos están representados en escorzo – del fondo. Aquí, hay escenas de caza y personajes con proporciones irreales. El gusto por el detalle de las armaduras, de la representación de los caballos el tono de cuento de hadas se refieren al estilo del gótico tardío. La presencia de muchos detalles acerca las pinturas al estilo de los tapices.
El evento representado es aquello de una importante batalla de 1432, en la que los Florentinos lucharon contra Siena, aliada con Milán y Lucca. Los Florentinos, que en un principio parecían en peligro, ganaron la batalla gracias a la llegada de los refuerzos que hicieron huir los adversarios.
Parece que en 1438 Lionardo Bartolini Salimbeni, que había participado en la campaña militar de la batalla, encargó la obra. Alrededor de 1484 Lorenzo el Magnífico vio las tres pinturas y se enamoró de ellas: las compró y las exhibió en el Palazzo Medici. Cuando la familia vendió el edificio a los Riccardi, la Batalla llegó a los Uffizi.
Sin embargo, en el siglo XIX, los tres paneles fueron considerados demasiado similares entre ellos, por lo que en los Uffizi sólo quedó el mejor conservado, mientras que los otros fueron vendidos a la National Gallery y al Louvre. Así que ahora estos tres grandes museos europeos comparten esta importante obra.