Como uno de los mayores retratistas de su época, este artista holandés llevó una vida cosmopolita en Inglaterra, Alemania, Italia, Portugal y España. Pasó de los nombres de Sir Anthony More, Antonio Moro, Antoon, Antonis, Anthonius hasta, en los últimos años de su vida de riqueza, Moro van Dashorst. Se formó con en el artista alemán Jan van Scorel, que ayudó a llevar la influencia de los pintores italianos del Renacimiento en Holanda. Años más tarde, Moro pintó un famoso retrato del artista, actualmente en Londres.
Se dice que sus primeros trabajos fueron realizados por todas partes entre 1541 y 1544, pero su carrera comenzó a ser documentada después de 1547, cuando se unió a la Venerable Asociación de san Luca de Amberes. Moro obtuvo el patrocinio del cardenal Antoine Perrenot de Granvelle (1517 – 1586), un líder influyente de la Iglesia en Holanda, que más tarde se convirtió en canciller del Sagrado Emperador romano Carlos V (1550-1558). Durante este período pintó un notable retrato de Granvelle y también uno del Duque de Alba (1507-1582), o el "Duque de hierro" de España.
Después de algún tiempo en Roma, Moro trabajó en Portugal, donde hizo retratos de la princesa Maria, la reina Caterina de Portugal, el rey Giovanni III y su esposa Caterina. Gran parte del estilo del retrato de Moro fue influenciada por el veneciano más importante del Renacimiento italiano, Tiziano, del cual Moro copió las pinturas durante su período romano. Los retratos de Moro son similares en la composición, la mayoría de ellos son de gran tamaño, sentados, que representan sujetos majestuosos. Incluso sus autorretratos transmiten la misma presencia de realeza y influenciaron ampliamente el retrato de corte.
Este estilo convirtió Moro en un artista atractivo para los gobernantes y fue invitado a Inglaterra para completar un retrato de Maria Tudor, la reina (1516-1558). La obra ha seguido la reina a través de los libros de historia que hablan de ella, en una representación noble y real. Mientras que estaba en Inglaterra, Moro pintó también una miniatura de la reina y un retrato de su hermana, Elisabetta I, que reinó después de Maria, sino también retratos de sir Henry Sidney y de Simon Renard, un embajador.
Después de haber adquirido una buena riqueza, Moro regresó a los Países Bajos, en Utrecht, y continuó pintando. En Holanda realizó un retrato del príncipe alemán Guillermo el Callado. Fue durante este período, después de 1554, que Moro realizó su autorretrato más admirado, que ahora se exhibe en la Galería de los Uffizi. En estos últimos años no ralentizó sus ritmos y pintó numerosos retratos, quedando en Amberes hasta su muerte. La herencia de Moro permanece en las muchas figuras históricas que pintó y también en la enseñanza dada a Alonso Sánchez Coello, quien se convirtió en un importante pintor de retratos del Renacimiento español.