Andrea Mantegna fue un pintor del Renacimiento italiano de considerable influencia, conocido por sus experimentos sobre la perspectiva y la ilusión del espacio. Su trabajo es conocido por haber influido en los grandes pintores de la época, entre ellos el alemán Albrecht Dürer y los italianos Giovanni Bellini y Leonardo da Vinci.
Gran parte de su ambiciosa vida artística se desarrolló después de que salió de su ciudad natal, Padua. Anteriormente se formó, desde que tenía once años, bajo la tutela de otro pintor paduano, Francesco Squarcione (1397-1468), que le transmitió el amor para el arte de la antigua Roma. Aunque él era el discípulo favorito de Squarcione, quedó decepcionado por el maestro cuando él se aprovechó de su trabajo. A los diecisiete años dejó Padua, para no volver jamás, poniendo a prueba sus ambiciones en Verona, Mantua, Roma y probablemente Venecia y Florencia.
Sus primeras pruebas en Padua son un retablo para la iglesia de santa Sofia (1448) y las decoraciones para la capilla Ovetari en la iglesia de los Eremitani. Muchas de estas obras fueron destruidas en 1944, durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Realizó también dos frescos de santos, en la entrada de la iglesia de sant'Antonio y, en 1453, un retablo para la iglesia de santa Giustina en san Luca. El fresco de la capilla Ovetari sobrevivió en los bocetos que había preparado y muestra una perspectiva inusual de ojo de gusano en la ejecución de san Giacomo. En estos bocetos y experimentos espaciales utilizó la perspectiva de ojo de gusano también para la Santísima Trinidad con la Virgen, San Giovanni y dos donantes.
Una vez favorito de Squarcione, el amor para el estudio de Mantegna le facilitó durante su aprendizaje con el pintor Jacopo Bellini (1396-1470). Bellini también le dio la mano de su hija, con quien Mantegna se casó en 1453. Antes de llegar a la posición de pintor de corte para Ludovico Gonzaga en Mantua, en 1459 Mantegna realizó un retablo de la Virgen con ángeles y santos, para la iglesia de san Zeno Maggiore. Luego realizó muchas obras maestras, algunas de las cuales son retratos de la familia Gonzaga, en la que hoy se llama Cámara Nupcial. Los años en la corte de los Gonzaga fueron vividos muy felizmente por el artista.
La vida de Mantegna, sin embargo, experimentó mucho sufrimiento en los años siguientes, debido a la muerte de su mecenas Ludovico, de su esposa y su hijo Bernardino. Mantegna quedó triste por muchos años y redescubrió su talento sólo cuando Francesco Gonzaga de Mantua le encargó algunas obras. En 1488 trabajó en Roma, en Vaticano, en los frescos para papa Innocenzo VIII. Para un artista acostumbrado a la libertad creativa de Mantua, fue una experiencia sofocante. Redescubrió esa libertad cuando regresó a la ciudad, bajo la influencia cultural de Isabella d'Este, esposa de Francesco Gonzaga, para la cual Mantegna trabajó en la corte.
Mantegna produjo también una serie de grabados, que se le atribuyen por el biógrafo Giorgio Vasari, ya que el artista nunca puso ni firma ni fecha en las obras. La colección de sus obras maestras se puede admirar en los Uffizi de Florencia, el Louvre de París, la Dresden Gallery, la National Gallery of Art de Washington DC y en museos, galerías y lugares históricos entre Berlín, Copenhagen, Londres, Milán, Madrid, Venecia y Verona.