Salvator Rosa

Salvator Rosa fue un pintor italiano de la época barroca, sino también impresor, poeta y escritor satírico. Fue activo en Nápoles, Roma y Florencia, y mejor conocido por sus paisajes no convencionales y románticos, como por su naturaleza rebelde. Rosa fue sin duda uno de los principales exponentes de la tendencia hacia el romántico y pintoresco, llamada Prerromanticismo. Sus paisajes escapaban de la tranquilidad idílica y pastoral de Claude Lorrain (1600-1682) y Paul Bril (1554-1626), y creaban fantasías sombrías y melancólicas, llenas de ruinas y bandoleros. Como escritor, Rosa fue igualmente romántico en las descripciones y rebelde en su ponerse contra las convenciones. 

El artista comenzó su formación en Nápoles, especialmente con su futuro cuñado, Francesco Francanzano (1612-1657), que se había formado con el pintor español Jusepe de Ribera (1591-1652), con el que podría haber estudiado también Rosa. Según algunos, Rosa podría haber estudiado también con el pintor napolitano Aniello Falcone (1600-1665), otro alumno de Ribera. Después de una breve estancia en Roma, Rosa volvió a Nápoles y comenzó a pintar sus paisajes muy románticos. Probablemente volvió a Roma después de 1638, realizando su único retablo, Incredulidad de Santo Tomás. 

Al ser un barroco ecléctico, Rosa persiguió su talento en la música, en la poesia, en la escritura, en el grabado y en la actuación. Escribió y, a menudo recitó él mismo algunas sátiras, que le dieron la reputación de un rebelde, presentándolo como un enemigo de los poderosos, tales como, por ejemplo, el principal escultor romano, Bernini (1598-1680). Esta fue una de las razones por las que salió de Roma, para encontrar refugio en Florencia, bajo un cardenal de los Medici. Aquí promovió la Academia de los Percossi, formada por artistas, dramaturgos y poetas, entre los cuales figuraba Lorenzo Lippi (1606-1664), poeta y pintor. Más tarde regresó a Nápoles, donde se dice que fue implicado en la revuelta de Masaniello (1622-1647), y produjo algunos trabajos que muestran esta influencia. 

Alrededor de 1649 regresó a Roma, donde pintó algunas obras de carácter histórico, como Demócrito en la meditación, La muerte de Sócrates, El martirio de Attilio Regolo, y La suerte. Las últimas obras satíricas levantaron mucha controversia, de la cual Rosa, intentando encontrar una solución, publicó una explicación del significado, pero fue casi detenido. Alrededor de este tiempo, Rosa escribió la sátira Babilonia, título tras del cual se oculta evidentemente Roma. Entre las pinturas de su último período nos encontramos con sus admiradas escenas de batalla, sino también El espíritu de Samuel evocado antes de Saul de la bruja de Endor, una obra realizada en cuarenta días, llena de matanzas detalladas, y con naves en llamas en el horizonte; Pitágoras y los pescadores y La conspiración de Catilina. 

Su producción de pinturas y escritos satíricos fue amplia, y en ambos campos fue respetado y criticado. La figura humana de Rosa se ha idealizado en numerosas obras de ficción, incluyendo novelas y ballets. 

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