La Adoración de los Magos es una pintura al óleo de Leonardo da Vinci. El maestro maestro trabajó en esta obra entre 1481 y 1482: sin embargo, en el verano de 1482, él se fue a Milán y la dejó sin terminar. Aún hoy, la pintura debe su belleza y su encanto a la condición de estado incompleto, además que a la composición revolucionaria de la escena clásica hecha por Leonardo.
En el siglo XV el tema de la adoración de los Magos era muy extendido entre los artistas florentinos, porque ofrecía la oportunidad de insertar temas y personajes relacionados con los compradores, dentro de la representación de la procesión.
Leonardo asumió la lección de Botticelli, que por primero había representado la escena con una nueva composición. Él también coloca la Sagrada Familia en el centro, y representa la procesión que gira en semicírculo alrededor de la Virgen. Detrás de ella un espacio sino personajes, que representa la propagación del aura divino.
Da Vinci representa un momento preciso, aquello de la verdadera Epifanía, que significa “aparición”: el niño Jesús revela su naturaleza divina y las personas presentes están representadas preocupadas y sorpresas. Como resultado, el trabajo parece complejo, pero unitario.
Lo que podemos admirar en los Uffizi es un boceto, monocromo, que nos revela mucho sobre la técnica artística de Leonardo. El dibujo era su punto de partida, y lo realizaba con mucho cuidado. Sin embargo, las líneas de los contornos no eran claras, en preparación de su famoso esfumado. También observamos los esfuerzos, las hipótesis, como en la cabeza del caballo de la izquierda, presente en diferentes posiciones.
Debido a progresivo “oscurecimiento” de la obra, en 2011 comenzó una importante restauración, en el Opificio delle Pietre Dure. La obra está a punto de volver a su puesto, en la Galería de los Uffizi: de hecho, hay que recordar que también la sala de Leonardo ha sido involucrada en los trabajos para los Nuevos Uffizi.